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el periodico de saltillo
Agosto 2016
Edición No. 330


El respondón Ochoa Reza

Augusto Hugo Peña Delgadillo.

¿De cuándo acá hay prerrogativas para mentir? Jamás, sin embargo
el medio político nacional por excelencia, se nutre de la mentira, las
falsas promesas, la corrupción, la impunidad y la traición como medio
para alcanzar los fines que se han impuesto. ¡Ojo!... Pero también
la mentira y todos esos vicios con exceso, han hecho caer a gobiernos
más poderosos que éste.

 

Resultó tan incongruente y brutal su respuesta a un senador del PRD, que es para reírse de su imbecilidad. Es cierto, por el hecho simple de ser senador o dirigente de un partido político no se te da la gracia o exención de mentir, como tampoco se le da a los funcionarios públicos ni al presidente de la república, sin embargo el presidente y funcionarios como Enrique Ochoa Reza, han recurrido a la mentira un día sí y otro también para cubrir sus ineptitudes y para encubrir sus trapacerías. Ochoa Reza es un mentiroso por muchos motivos y punto. Dijo en su tiempo en la CFE que no subirían las tarifas eléctricas y subieron; dijo que la CFE no se vendería y se vendió el alma de la generación de energía y no precisamente al mejor postor sino a los cómplices de Peña Nieto y de la pandilla de truhanes que aparecen como sus secretarios, directores de instituciones federales y empresarios. Todos ellos no solo son mentirosos sino también ineptos y corruptos.

¿Qué caso tiene que Ochoa Reza quiera aparecer como un machito respondón?... ¿Cree acaso que el PRI, partido del cual ha tomado recientemente y por quien sabe qué artes las riendas, está en condiciones de vociferar cuando tiene en la picota a 4 gobernadores y al propio presidente de la república? Esto nos demuestra que no es político y ni siquiera tecnócrata, es un burro al que pusieron en el PRI para ver si por casualidad toca la flauta. Ochoa Reza es parte del sueño de Carlos Salinas, quien en su tiempo trató de sacar de la dirección del PRI a los dinosaurios y meter a un tecnócrata neoliberal, como Ochoa Reza y sus allegados creen que es. Se equivocan, es bocón, no es neoliberal, menos tecnócrata y mucho menos político. Habla de erradicar la corrupción en el PRI cuando él es parte de la podredumbre.

Ochoa Reza es uno de los tres tristes tigres que creen que pueden llegar al 2018 para ocupar la presidencia, la secretaría de gobernación y la secretaría de energía, este último lugar es del que escurre más dinero que en todos los demás sectores del gobierno. Ni hacienda reditúa más a los rateros que la secretaría de energía. Siendo secretario de energía tienes bajo tus órdenes a PEMEX y a la CFE. Esto nos dice que el actual secretario de energía que con su discreción ha mostrado sí ser un político a carta cabal –aclaro; no necesariamente honesto- Pedro Joaquín Coldwell, es a mi juicio el único del gabinete con los tamaños y las credenciales suficientes para ser el candidato del PRI a la presidencia en el 2018. Esto no quiere decir que va a ser el candidato, solo sé que es el más bien calificado y el que tiene menos cola que le pisen.

Para mí, Pedro Joaquín Coldwell es el caballo negro de la próxima contienda a los Pinos. Ochoa Reza le apuesta a que será José Antonio Meade Kuri Breña, otro de los tres tristes tigres. El tercero está bien colocado en el INEGI para barajar las estadísticas y ponderar todas las posibilidades

A Ochoa Reza en el senado ya le dicen Pinocho debido a sus mentiras perversas. Para muchos senadores –incluso priistas- el desempeño de Ochoa Reza no es congruente ni ético y mucho menos aceptable y creíble. Llega a la dirección del PRI que es un partido en donde el más molacho masca rieles y el más tullido es alambrista o malabarista, sin más credencial en su bagaje que ser amigo de Peña Nieto y miembro del grupo de los Tres Tristes Tigres. Todavía no conoce ni las instalaciones de Insurgente Norte y ya regó la sopa, tanta que él mismo empezó a resbalarse en ella, augurando un desastre para el 2017, año en que estarán en juego tres gobiernos estatales: el de Coahuila con unos Moreira más tatemados que un chicharrón; el de Nayarit que solo requiere de alguien que sepa leer y escribir para llegar a gobernador; y el estado de México, cuna de Alí Babá y los 40 de Atlacomulco. Si el PRI pierde Coahuila, el estado de México, –o tal vez ambos- la contienda del 2018 será el Waterloo de la pandilla de Atlacomulco y de Carlos Salinas de Gortari, y el PRI se irá a dormir otros seis años cuando menos. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?

Ah.pd@hotmail.com

 
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